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Las inmunoglobulinas G e inmunoglobulinas M, también conocidas como IgG e IgM, son anticuerpos que el organismo produce cuando entra en contacto con algún tipo de microorganismo invasor. Estos anticuerpos se producen con el objetivo de promover la eliminación de bacterias, virus, parásitos y hongos, además de las toxinas que producen estos microorganismos cuando invaden el organismo.
Como son importantes para evaluar la respuesta inmune del cuerpo a las infecciones, la medición de IgG e IgM puede ayudar en el diagnóstico de diversas enfermedades. Así, según la prueba que indique el médico, es posible saber si estas inmunoglobulinas están presentes circulando en la sangre y, así, si la persona tiene la infección o ha tenido contacto con el agente infeccioso.
¿Para qué sirven la IgG y la IgM?
IgG e IgM son proteínas producidas por el cuerpo para defender al cuerpo contra agentes infecciosos y sus toxinas. La IgM es el primer anticuerpo que se produce cuando hay una infección, considerándose un marcador de la fase aguda de la infección. Esta inmunoglobulina es la encargada de activar el sistema del complemento, que es un sistema formado por proteínas, señalando que existe una infección y favoreciendo la eliminación del agente infeccioso invasor.
La IgG se produce un poco más tarde, pero aún en la fase aguda de la infección, pero se produce según el microorganismo invasor, considerándose más específico, además de permanecer circulando en la sangre, protegiendo a la persona frente a posibles futuras infecciones por el mismo microorganismo. Comprende cómo funciona el sistema inmunológico.
La producción de IgG también es inducida por la vacunación, con el fin de proteger al cuerpo contra un agente infeccioso específico. Por tanto, las IgG son un tipo de memoria que el organismo crea para el resto de la vida.
Por que se hace el examen
El examen serológico de IgG e IgM sirve para detectar el estadio de varias enfermedades, como la toxoplasmosis, la rubéola y la infección por citomegalovirus, por ejemplo. Cuando se produce una nueva infección, los primeros anticuerpos que se producen son los IgM, que disminuyen a medida que se controla la infección, dando lugar a IgG, que permanece por el resto de la vida.
| IgG negativo | IgG positivo |
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IgM negativo | La persona nunca entró en contacto con el microorganismo. | La persona entró en contacto con el microorganismo en una infección antigua o tuvo éxito con la vacuna. |
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IgM positivo | La persona tiene o ha estado con una infección aguda durante algunos días. | La persona tuvo una infección reciente hace unas semanas o meses. |
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Así, la existencia de grandes cantidades de IgM para la rubéola, por ejemplo, es un signo de que la infección es reciente, y cuando sus niveles bajan, los de IgG permanecen, lo que significa que la infección está controlada y el organismo está produciendo anticuerpos específicos contra este virus, obteniendo así memoria inmunitaria para esa enfermedad.
Así, en un contacto cercano con el virus, el riesgo de desarrollar la enfermedad sería mínimo, ya que la persona tendría anticuerpos IgG específicos contra la rubéola que actuarían de inmediato. Lo mismo ocurre con la vacunación, en la que, en la mayoría de los casos, se administran virus inactivos que inducen la formación de IgG específicas.
Examen de IgG e IgM durante el embarazo
Durante el embarazo, el médico puede realizar algunos análisis de sangre para identificar las infecciones que ha tenido la mujer y evaluar su estado inmunológico, midiendo anticuerpos específicos para cada uno de los agentes infecciosos.
Existen 5 infecciones que, si permanecen en el embarazo, pueden tener un alto riesgo de transmisión al feto, siendo aún más graves cuando la madre sin anticuerpos contra uno de estos virus, adquiere la enfermedad durante el embarazo, como es el caso de la toxoplasmosis, sífilis, rubéola, herpes simple y citomegalovirus. Vea cómo el citomegalovirus puede afectar a su bebé y al embarazo.
Por lo tanto, es muy importante vacunarse contra la rubéola aproximadamente un mes antes del embarazo y realizarse una prueba serológica para tratar otras infecciones con anticipación.
Diferencia entre IgG e IgM
Las inmunoglobulinas G y M se pueden diferenciar según características bioquímicas y moleculares, con tamaño, carga eléctrica y cantidad de carbohidratos en su constitución, lo que influye directamente en su función.
Las inmunoglobulinas son estructuras similares a la letra "Y" y están formadas por cadenas pesadas y cadenas ligeras. La terminación de una de las cadenas ligeras es siempre la misma entre inmunoglobulinas, siendo conocida como región constante de cadena ligera, mientras que la terminación de las otras cadenas ligeras puede variar entre inmunoglobulinas, siendo conocida como región variable.
Además, existen regiones de complementariedad tanto en las cadenas pesadas como ligeras, que corresponden a la región donde el antígeno es capaz de unirse.
Así, a partir de la evaluación de las características bioquímicas y moleculares, es posible diferenciar los tipos de inmunoglobulinas, incluidas IgG e IgM, en las que IgG corresponde a la inmunoglobulina circulante más alta en el plasma e IgM a la inmunoglobulina más alta presente en el espacio intravascular, además de tener sus regiones variables y extremidades diferentes patrones de complementariedad, lo que incide en la función que desempeñan.